Por Ana Lucía Ramazzini

Afiliada Maryknoll, Capítulo Guatemala

 

No pasa un día sin que los niños y niñas de Lemoa, en El Quiché, toquen a su puerta. Saben que, sin duda alguna, recibirán de la Hermana Helen Werner dos cosas: un cariñoso abrazo y un dulcito o una galleta. Llegan a platicar con ella, con la certeza que serán escuchados por esta misionera que lleva más de 34 años de vivir en Guatemala.

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“¡Algunos niños me dicen que es la primera vez que han visto a una persona de 100 años!” expresa emocionada Helen durante la celebración de su cumpleaños, que ha convocado a afiliadas y afiliados de diferentes lugares: “Mi corazón está lleno de gratitud por ser del Movimiento de Afiliados.  Hace años que estoy en Guatemala, ¡Me siento guatemalteca! Estoy muy contenta con la gente sencilla.  Mi corazón está lleno de amor para ustedes, ¡Gracias! Doy gracias por todos ustedes que vinieron para celebrar, vinieron de Estados Unidos, de Xela [Quetzaltenango, Guatemala], de todas partes de la ciudad, ¡Qué Dios les bendiga!”

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Un fuerte aplauso se hizo sentir de parte de las y los asistentes.  ¿Qué es lo que admiran de Sister Helen? A viva voz compartieron sus respuestas: “La alegría de vivir” (Lorena Gómez); “Su vida regocija el alma.  Es una mujer que se ha entregado a ese Dios que está en Lemoa y nos contagia, hace que por eso estemos aquí” (Natalia Vargas); “Me impresiona su entrega a los demás, siempre está lista para acoger a otras personas” (Valeria Herrarte); “Es cierto, vemos a Dios en todos lados, pero veo el amor de Dios en ella que le ha permitido llegar a 100 años” (Karla González).

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Bernice Kita, Hermana Maryknoll, con voz fuerte y firme expresó: “¡Yo quiero anunciar que Helen es la primera afiliada del mundo! […] el día que la  hermana mayor de Helen iba a ir a Maryknoll, ella se sentó mirando la puesta del sol y se dijo así misma: ‘Un día yo también iré a Maryknoll’, ¡Eso fue a los ocho años de edad! ¡Helen, en su corazón, es la primera afiliada!”

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Nacida en el año 1920, Helen se ha enfrentado a muchas decisiones vitales. El grupo de afiliadas y afiliados mencionó algunas de éstas: Encontrar su vocación, irse a Panamá, venir a Guatemala y, específicamente, a Lemoa en Quiché durante el conflicto armado interno y ¡seguir ahí!, dejar a su familia, aprender español y kiché, acoplarse a otras culturas y aprender de ellas.  Hoy, Helen a sus 100 años, también es una inspiración por adaptarse a nuevas tecnologías: utiliza el smartphone, la tablet, lee libros usando Kindle y  quiere manejar un dron.

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“Cuando alguna persona se acerca a Helen, el gesto que siempre hace es abrir sus brazos y nos da un fuerte abrazo. Me hace sentir dichosa”, señaló Rosa Beatriz Castañeda de Larios. Afiliadas y afiliados expresaron que sus abrazos les hace sentir: tranquilidad, amor, ternura, vida, estar en familia, sabiduría, esperanza y alegría.  Los gestos de sensibilidad de Helen se condensan en estos abrazos: su sencillez y compasión, el cuidado hacia las otras personas especialmente la niñez y juventud, su amistad y genuina hospitalidad.  Y esto, justamente, encierra el espíritu Maryknoll: “Cuando ella nos abraza, transmite este espíritu, no se lo queda, nos lo da en un abrazo”.

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Una de las Afiliadas más jóvenes comentó: “Es una mujer llena de sabiduría porque sale al encuentro de los demás.  No diferencia entre ‘ellos’ y ‘nosotros’ sino reconoce el sentido de ‘todos’, está presente en la comunidad.” Ese sentido de comunidad fue lo que llamó la atención de Richard y Dennise Lessard y de Santa Orlando, quienes vinieron a Guatemala desde Albany, Estados Unidos para ser parte de las celebraciones de Helen.  Santa, Coordinadora del Capítulo de Albany, expresó: “La primera vez que vine a Guatemala, conocí a Helen. Toqué su puerta.  No sabía que veníamos y desde ese momento, una parte de mi corazón se quedó aquí.  Es importante para nosotros conocer a afiliados de otros países y derribar barreras. Es el camino de Maryknoll el que nos une.”

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Por su parte, Richard Lessard, Presidente de los Afiliados de Maryknoll, mencionó: “Uno de nuestros retos es construir comunidad entre todo el Movimiento y lo lograremos haciendo estas conexiones.” Dennise, profundamente emocionada dijo: “¡Ustedes han tocado mi corazón! Escuchar a la juventud, nos da esperanza para el futuro y estar al lado de Helen, y las hermanas en general, me llena el espíritu. […] La primera vez que venimos a Guatemala fuimos al Quiché y nos acompañaron nuestros hijos. Las relaciones que formamos con la gente allá, tocaron nuestros corazones.  Cuando en Estados Unidos escuchan hablar de Guatemala, les da miedo.  Pero cuando nosotros compartimos las experiencias vividas, les decimos que no es miedo, se trata de la gente y de su sentido de comunidad.  Al compartir las historias, les compartimos la pobreza que hemos visto, pero también el gozo de la vida que hemos sentido.”

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Helen, vio el gozo de su vida reflejado en una receta de cocina que simbólicamente realizaron las y los afiliados durante la celebración, resaltando el amor que ella tiene hacia los demás:

1 tonelada de Dios

1 cucharadita de levadura de entrega

1 pizca diaria del Espíritu Santo, de compromiso

3 cucharadas soperas de sonrisas

1 taza de hospitalidad

5 tazas de amor

½ tonelada de dulzura

1 arroba de paciencia

1 litro de energía

Mezcle bien y envuélvalo en una cobija tibia.

 

Helen, al terminar de escuchar la receta,  espontáneamente se puso de pie, extendió sus brazos y dijo: “Abro mi corazón y lo voy a llenar”. Todas y todos le cantamos el tradicional ¡Feliz cumpleaños! y contamos hasta 100. Cien años de presencia viva de una mujer que se abre de manera sencilla y genuina para seguir abrazando al mundo desde el espíritu Maryknoll.