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abril- junio 2020

La edición del segundo trimestre de 2020 nos invita a reflexionar sobre el tema de la soberanía y seguridad alimentaria. 

Editorial

Por Rosa Beatriz Castañeda de Larios

Editora No Tan Lejos del Horizonte

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El sistema dominante que rige a los países “tolera la compasión”, mientras se trate de proporcionar una asistencia caritativa para calmar el hambre; si se le cuestionan las causas y las estructuras injustas que producen pobreza y por ende el hambre, la respuesta obtenida es como lo expresó en su momento el Obispo de Brasil, Dom Helder Cámara (+)  “Si hablo de los hambrientos me llaman cristiano; si hablo de las causas del hambre, me llaman comunista”.  El poder político, o las ganancias obtenidas no favorecen el bien común, sino la injusticia social que crea desigualdad para millones de personas que mueren por hambre o por enfermedades causadas por el hambre.

 

El Antiguo Testamento narra que la profetiza y sacerdotisa Ana, matriarca israelita, dedicó un canto a Dios, conocido como el Magníficat del Antiguo Testamento, en el que menciona la inversión del hambre (1 Sam 2, 1-10). Proclamando la rebelión de los hambrientos para que caminen hacia un ideal de sociedad justa, solidaria y opulenta.  Denuncia la necesidad de romper los arcos de los fuertes guerreros y anuncia que los oprimidos se hinchen de valor.  Que los hartos  trabajen duramente por su pan, mientras se sacian los hambrientos. 

 

María, la madre de Jesús, retoma el canto de Ana y proclama el Magníficat del Nuevo Testamento en el que y alaba y da gracias a Dios y de manera más intensa continúa con la “inversión del hambre”.  Expresando: tiene que caer el sistema dominante de los poderosos y ricos para que puedan saciarse los hambrientos y todas las personas.  Quitar del trono a los poderosos y exaltar a los humildes.   A los hambrientos los colmará de bienes y a los ricos los despedirá vacíos (Lc. 1, 51-53).  María al anunciar la derrota de los poderosos proclama que la única victoria verdadera de la humanidad es la superación del hambre.

 

Cada una en su época, fue marginada.  Ana por ser esposa estéril y María por estar encinta, siendo soltera.  Al ser ignoradas y excluidas por su sociedad, comprendieron mejor los propósitos de salvación de Dios y su compromiso de crear condiciones de justicia y  paz. Sus cantos anhelan reformar profundamente el orden político, económico, moral y religioso de la época, su fe y esperanza avanzan juntas porque confían en Dios creador, en el Espíritu Santo que mueve todo hacia el bien; sueñan con un mundo que no se ve, pero que vendrá.  Claman por la justicia del Reino de Dios, en la que el amor humaniza a las mayorías pobres y hambrientas para que tengan vida y la tengan en plenitud y para que la humanidad recupere el sentido de lo que es ser prójimo, aquél de quien yo me hago próximo, aquél a quien sirvo con amor, y disfruto más en dar que en recibir.

 

La pandemia del coronavirus es un momento oportuno para recuperar la “inversión del hambre”, ya que ha evidenciado los males de la realidad, a sus víctimas y responsables; exhorta a un cambio de actitudes y acciones puntuales para rehacer desde el amor, la justicia, la participación y colaboración de todos/todas, un mundo solidario en el que la fe y la esperanza animen a girar 180º y escuchar lo que las personas vulnerables desean gritar a viva voz.

Porque tuve hambre y

me dieron de comer

(Mateo 25:35)

ANA

Mi corazón se regocija en Jehová,
mi poder se exalta en Jehová;
mi boca se ensanchó sobre mis enemigos,
por cuanto me alegré en su salvación.
No hay santo como Jehová;
porque no hay ninguno fuera de ti,
y no hay refugio como el Dios nuestro.
No multipliquéis palabras de grandeza y altanería;
cesen las palabras arrogantes de vuestra boca;
porque el Dios de todo saber es Jehová,
y a él toca pesar las acciones.
Los arcos de los fuertes fueron quebrados,
y los débiles se ciñeron de poder.
Los saciados se alquilaron por pan.
Y los hambrientos dejaron de tener hambre;
hasta la estéril ha dado a luz siete,
y la que tenía muchos hijos languidece.
Jehová mata, y él da vida;
Él hace descender al Seol, y hace subir.
Jehová empobrece, y él enriquece;
abate, y enaltece.
Él levanta del polvo al pobre,
y del muladar exalta al menesteroso,
para hacerle sentarse con príncipes y heredar un sitio de honor.
Porque de Jehová son las columnas de la tierra,
y él afirmó sobre ellas el mundo.
Él guarda los pies de sus santos,
mas los impíos perecen en tinieblas;
porque nadie será fuerte por su propia fuerza.
Delante de Jehová serán quebrantados sus adversarios,
y sobre ellos tronará desde los cielos;
Jehová juzgará los confines de las tierra,
dará poder a su Rey,
y exaltará el poderío de su Ungido.


     —1 S 2:1b-10

Engrandece mi alma al Señor;
y mi espíritu se regocija en Dios mi Salvador.
porque ha mirado la bajeza de su sierva;
pues he aquí, me dirán bienaventurada todas las generaciones.
Porque me ha hecho grandes cosas el Poderoso;
Santo es su nombre,
y su misericordia es de generación en generación
a los que le temen.
hizo proezas con su brazo;
esparció a los soberbios en el pensamiento de sus corazones.
Quitó de los tronos a los poderosos,
y exaltó a los humildes.
A los hambrientos colmó de bienes,
y a los ricos envió vacíos.
Socorrió a Israel su siervo,
acordándose de la misericordia
de la cual habló a nuestros padres,
para con Abraham y su descendencia para siempre.
  

   —Lc 1:46b-55

Testimonios

Entrevista a la Dra. Ana Garcés sobre seguridad alimentaria y nutricional

La Dra. Ana Garcés del Valle es Médica y cirujana con maestría en salud pública. Tiene 15 años de experiencia en proyectos de salud pública que incluyen el control y prevención del cáncer cervical en Guatemala, y el trabajo en programas de investigación maternoinfantil para disminuir la mortalidad maternoneonatal y la epidemia de Zika. Es una investigadora de reconocido prestigio internacional y asociada al Instituto de Nutrición de Centro América y Panamá.  Le invitamos a escuchar esta entrevista realizada por su hermana, Cecilia Garcés. 

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Amplificando voces

Un apretón de manos a la distancia

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Por Rosa Beatriz Castañeda de Larios

Afiliada Maryknoll, Capítulo Guatemala

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¡UN SINCERO SALUDO DESDE MÉRIDA, MÉXICO!

Nos encontramos resguardados en nuestras casas por la contingencia,  y en las semanas del 27 de mayo al 7 de junio, por las constantes lluvias originadas por los vestigios de las tormentas Amanda y Cristóbal. Gracias a Dios, solo tuvimos algunos inconvenientes materiales,  al entrarse un poco de agua a las casas, debido al acumulamiento de lluvia en nuestros patios y a las filtraciones en los techos. Esperamos también que al estar conscientes de la compañía constante del Espíritu Santo se filtre en nuestros corazones, para continuar atendiendo lo que se nos vaya presentando día a día; revitalizándonos, como los árboles después de estas lluvias.   Oramos por nuestros compañeros y compañeras del movimiento en general y estamos pendientes del capítulo de El Salvador y Guatemala por donde pasó el huracán.  

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Por el Capítulo Mérida, México.

Cecilia Quijano M.

Coordinadora Capítulo de Mérida

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¡RECIBAN UN CORDIAL SALUDO DESDE EL SALVADOR!

Deseo compartir con ustedes lo que estamos atravesando actualmente los salvadoreños: La pandemia con nosotros se encuentra en fase III, pero además, el fin de semana pasado, (27 de mayo), estuvo sobre nuestro país, la tormenta Amanda y en esta semana la tormenta Cristóbal.   Además vivimos conflictos entre los poderes del Estado. La pandemia nos tiene a algunos confinados en nuestras casas y otros trabajando en primera línea.  En nuestro sector hay personas que no han recibido salarios por más de dos meses, viven una situación muy dura. Los estragos causados por la tormenta Amanda han sido devastadores y no terminamos de recuperarnos cuando nos amenaza la tormenta Cristóbal. Creo que en momentos así, nos toca “ser las manos de Dios y unirnos con un abrazo a la distancia”.

Cecibel de Flores

Coordinadora Capítulo El Salvador 

 

 

¡HOLA Y SALUDOS DESDE LA CIUDAD DE QUETZALTENANGO, GUATEMALA!

 

Ciudad que también se le conoce por su nombre Maya-K’iche’ “Xela”. Nuestro departamento de Quetzaltenango no ha sido golpeado tan fuertemente por el covid-19, como otras partes de Guatemala.   Lo que sí se ha sentido fuertemente es su efectos secundario: ¡el Hambre!, ronda por la ciudad, evidenciada por las banderas blancas que utilizan las personas para indicar que necesitan ayuda para vivir.Me da mucho gusto saber que varios de mis colegas del Centro Ecuménico de Integración Pastoral, una organización que aboga por la defensa de los derechos de la niñez y adolescencia trabajadora, están repartiendo víveres a las familias de las y los niños y jóvenes que atendemos. Reciban un fuerte abrazo. ¡Sigamos adelante!

 

Steve Barrett  /fila de pie, 5º. de izquierda a derecha)

Coordinador Capítulo de Quetzaltenango

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EL CAPÍTULO GUATEMALA, DE LA CIUDAD DE GUATEMALA LES INVITAMOS A CREAR MÁS PUENTES PARA SENTIRNOS FAMILIA DE AFILIADOS MARYKNOLL

 

Las Tormentas Amanda y Cristóbal que azotaron el país del 27 de mayo al 6 de junio, dejaron muertos y aproximadamente medio millón de damnificados por desborde de ríos, inundaciones y derrumbes.  El covid-19 ha reducido la actividad económica poniendo a muchas familias en riesgo de perder su ingreso y medio de subsistencia. Nuestro país no entra siquiera en la fase cero de la reactivación del covid-19.  Aunque muchas instituciones empezaron a hablar de la “nueva normalidad”. Antes de marzo, teníamos “todo controlado”, nos sentíamos seguros.  Hoy en día, nuestra compañía es la incertidumbre.  ¿Será posible aceptar esa compañía?   La incertidumbre nos está diciendo que hay nuevas formas de ser ciudadanos, que la economía, la política, la educación, la salud… deben cambiar por el bien común de todos/todas.  ¡Aunque difícil, escuchémosla!

 

Por el Capítulo Guatemala Connie Pospisil

Rosa Beatriz Castañeda de Larios (en la foto, la de en medio)

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¡BENDECIDOS DÍAS PARA CADA UNO/UNA DE USTEDES!

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Espero que todo vaya bien con sus familias y con los afiliados/afiliadas de nuestros países. En Perú vivimos momentos difíciles por la pandemia que afecta al mundo entero.  Ha puesto en  evidencia, sobre todo en Perú, el escaso trabajo que hicieron los gobiernos por mejorar las áreas de salud y educación y por disminuir la extrema pobreza.  Todo esto contribuye a la imparable propagación y falta de recursos para enfrentar el covid-19. Un gran sector de la población vive al día con los ingresos generados por trabajos informales.  Por el confinamiento obligatorio están privados de trabajo y su situación cada vez es más precaria.  Situación que ha volcado a un grupo de Afiliados/Afiliadas de la ciudad de Lima y al Párroco de Pamplona Alta y voluntarios de la comunidad a repartir alimentos a familias de escasos recursos.  Testimonio de una “iglesia viva y comprometida” que se hace presente organizándose, colaborando y compartiendo con las vulnerables de nuestros país. Como cristianos tenemos fe y pedimos al Dios Creador que alivie los sufrimientos de muchos de nosotros y también del mundo entero y que consigan las medicinas y vacunas para acabar con esta pandemia.

 

María Farfán

Coordinadora General de todos los Capítulos de Perú

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¡VIVAMOS LA VIDA COMO MISIÓN! ¡SALUDOS HERMANOS AFILIADOS/AFILIADAS!

 

Desde Bolivia nos unimos en oración con todos ustedes. Conscientes que estamos viviendo un momento difícil con la pandemia.  Pero aún en estas circunstancias, no debe apagarnos el entusiasmo y la alegría del Evangelio.  En Bolivia estamos aprendiendo a vivir, con las protecciones de bioseguridad que nos recomiendan nuestras autoridades. Pidamos  al Padre, que nos dé fortalezca con su espíritu y que en estos momentos podamos “vivir la vida como misión”. Dándonos sin reservas con los más necesitados.  Como cristianos, debemos vivir en un alto nivel el don de la solidaridad. Necesitamos ser solidarios, porque no hay otra manera de ser misionero.  Gracias a todos ustedes hermanos/hermanas Afiliados por hacernos parte de esta familia que busca el “Bien Común”. 

 

Crispín Masco Santander

Capítulo de Bolivia

 

 

 

 

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¡HOLA AFILIADOS/AFILIADAS!

 

Estoy emocionado de poder enviarles saludos y buenos deseos a los Afiliados/Afiliadas  de México, El Salvador, Guatemala, Perú, y Bolivia.  Fue maravilloso poder ver a algunos de ustedes en la reunión virtual del Capítulo organizada en mayo por Guatemala.   Rezo para que ustedes y sus seres queridos estén seguros y no sufran directa o indirectamente del coronavirus. La pandemia aquí en los Estados Unidos ha afectado a la población de manera diferente dependiendo de la situación socioeconómica de cada uno/una.  Mientras escribo esto, hay aproximadamente 110,000 muertes confirmadas aquí; con un número desproporcionado que afecta a las personas con piel negra y marrón. Para muchos estadounidenses, el distanciamiento social, el uso de máscaras faciales y las restricciones de compras han sido solo un inconveniente. Sin embargo, para muchos otros, la pérdida de empleos los ha afectado profundamente. Con la tasa de transmisión y las muertes disminuyendo en muchos de los Estados, muchos ahora están tomando medidas para "abrir" la economía. Las empresas, tiendas y restaurantes están comenzando a reanudar las operaciones en un enfoque gradual siguiendo ciertas pautas. ¿Esto también está sucediendo en sus países?

 

Sé que los países de América Latina recientemente experimentaron tormentas peligrosas. Aquí en los Estados Unidos también estamos experimentando tormentas, pero no por el clima. En cambio, estas tormentas son una reacción al asesinato innecesario y terrible de un hombre negro por un oficial de policía. Esta brutalidad es otro ejemplo del racismo subyacente que existe aquí. Desde este asesinato sin sentido, personas en muchas ciudades de todo el país se han reunido diariamente para demostrar y llamar la atención sobre este flagelo, con la esperanza de que termine de una vez por todas. Oremos juntos para que en este año 2020, las personas, los gobiernos y las instituciones de todo el mundo puedan ser transformados por la pandemia e ir más allá del odio para mejorar el mundo y unirse en el amor.

 

Richard Lessard

Presidente de los Afiliados/Afiliadas

(Traducción del inglés al español por Rosa Beatriz)

 

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Siguiendo huellas

Por Marcela Gereda

Afiliada Maryknoll, Capítulo Guatemala

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La pandemia actual es una crisis mundial sin precedentes recientes, amenaza la vida de millones de personas en todo el planeta. En América Latina donde muchos no viven sino sobreviven, y donde cada vez los índices de pobreza, diabetes y cáncer en la población son mayores, debido a la ingesta de comida chatarra; la estrategia política económica para una soberanía alimentaria de la población general y la más vulnerable en particular debe ser inminente. La soberanía alimentaria es la capacidad de cada pueblo para definir sus propias políticas agrarias y alimentarias de acuerdo a objetivos de desarrollo sostenible. A partir de la pandemia los índices de desempleo se han disparado en toda América Latina. Dicen los científicos que producir los propios alimentos es cómo imprimir el propio dinero. De ahí que la soberanía alimentaria es no sólo necesaria sino fundamental.


Hace algunos años, tuve la oportunidad de conocer desde la voz de campesinos de Pinar del Río, en Cuba, el impacto del programa de PIAL, Programa de Innovación Agropecuaria Local, una alternativa coordinada con universidades, gobierno y actores locales. La Innovación agropecuaria local promueve el diseño y construcción de soluciones sostenibles a las problemáticas de la producción rural desde perspectivas ambientales, económicas y socioculturales participativas que permitan alcanzar la seguridad, soberanía alimentaria de la familia campesina y la comunidad. Hablando con los guajiros pude conocer cómo la experimentación campesina como elemento esencial para la diversificación de especies y variedades de semillas puede promover la autonomía, soberanía alimentaria y comunidades auto-sostenibles.

 

También aquí en Guatemala, he tenido oportunidad de conocer el programa “De campesino a campesino”. Esta es una estrategia para promover el desarrollo de la agricultura sustentable y orgánica, la cual es una respuesta a las deficiencias sociales y ambientales que trajo consigo la modernización agrícola. Esta metodología surgió en Centro América cuando las estrategias del desarrollo del agro de la Revolución Verde, de los años 60 y 70, fracasaron para resolver los problemas de pobreza rural y empeoraron la calidad de los suelos con el uso de pesticidas y el avance de la frontera agrícola.

Las poblaciones indígenas en América Latina se están enfermando masivamente por el alto consumo de Coca Cola y comida chatarra. De ahí que el primer paso para la soberanía alimentaria es la educación para recuperar la dieta y la gastronomía ancestral la cual no incluía ni azúcar, ni harina ni trigo. Si no se basaba en maíz; frijol y calabaza. El segundo paso debe ser la resistencia frente a la producción de alimentos de las trasnacionales que al ser alimentos procesados están repletos de químicos que dañan la salud. El tercer paso debe ser exigir a los gobiernos la inclusión de programas públicos hacia la soberanía alimentaria como lo son los huertos familiares y comunitarios, ante las diversas crisis que se avecinan (económica, alimentaria, social, psicológica, etc.), que los gobiernos actúen en respuesta a las necesidades y variables sociales y culturales específicas de cada país latinoamericano. El gran valor de este tipo de programas de huertos ecológicos es el de trabajar en cooperativas y de forma colaborativa, aprovechando conocimientos y experiencias de los mismos campesinos e indígenas, valorando el liderazgo que tienen tanto hombres como mujeres en las distintas comunidades. Es un regreso a la lógica campesina, porque originalmente, hombres y mujeres se ayudan para la economía campesina auto sostenible.


Hablando con mujeres que participaron en estos programas, aprendí que promueve la autoestima y el protagonismo de las personas de las mismas comunidades, a través del reconocimiento de sus experiencias, capacidades en la implementación. La FAO asegura el éxito del programa de huertos familiares en diversos países latinoamericanos para alcanzar la seguridad/soberanía alimentaria y mejorar la economía familiar. Aquí los pueblos originarios desarrollaron procesos históricos de gobiernos comunitarios. Aquellas formas de gobernar se derivaron de sus relaciones históricas con la Naturaleza, con el territorio concebido como fuerza de lo vivo, como cuerpo. Los huertos familiares pueden ser un acto de resistencia y un camino de esperanza para generar comunidades auto sostenibles, para abatir las hambrunas y falta de oportunidades que desde ya están tocando a la puerta en casi todos los países latinoamericanos.

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Soberanía Alimentaria en América Latina

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Tocando vidas

“La grandeza de la naturaleza siempre ha sido mi Iglesia para mi encuentro con Dios. (…) ¡Voy a defender a mi Madre Tierra hasta que muera!”.  Estas son las palabras de Dee Smith, Hermana de Maryknoll. Conozca más de ella en esta entrevista realizada por Ana Lucía Ramazzini.

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Entrevista a Sister Dee Smith, MM

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Pluma invitada

Álvaro Montenegro

Guatemala

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Durante un día gris de 2014.

Entre un camino serpenteado nos dirigíamos aun de madrugada rumbo a Santa María Chiquimula Totonicapán. Caminos angostos bordeando las montañas entre subidas desde las cuales se ven hacia abajo las pequeñas planicies parchadas: cultivos, legumbres, surcos que esperan semillas, pedazos cuadriculados de siembras como tablero de ajedrez de varios tonos marrón y ocre. La ruta es cansada y repetitiva. Se asoman casas de adobe y teja y se respira plácidamente entre los árboles. Contrario a la paz percibida uno recuerda lo que no vivió. Lo que leyó y escuchó en estos rincones vistos, desde la ciudad cínica, como lejanos e irrelevantes.

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Hace treinta, treintipico de años esto eran parte del epicentro de la guerra. Fusiles, sangre, gritos, una oscura noche sobre las tierras bellas e inocentes. Tantos huesos por ahí desaparecidos, carcomidos. Lo pienso mientras seguimos en las carreteras como culebras que nos conducen al santuario, a la Iglesia que hoy está de fiesta. El Padre Ricardo, el Padre escritor, antropólogo, cumple nada menos que cincuenta años de apostolado, cincuenta años del día en el que fue ordenado sacerdote en 1964 en Innsbruck, Austria. Ricardo Falla anduvo por Europa, estudiando en Texas o Chile como lo hace por estos lares, en Ixcán y en muchas tierras, como se le ve en la zona uno, con la serenidad de un misionero. Cargando una mochila y una gorra negra se mueve frente al parque San Sebastián, en la Sexta, así como en el púlpito de la Iglesia a la cual nos dirigimos.

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El Padre Falla o Fallita le dicen otros, quienes lo han conocido durante estos años de lucha espiritual que se traduce en pocas personas en una lucha en favor de las personas más desfavorecidas. Las pugnas suelen capturar entre vendettas y ajetreos hasta que el fin ulterior se olvida y la jugada inmediata parece lo único digno de atención. Esto no sucede en algunos quienes los pasos los dan, como Falla, en el sentido de una voluntad superior que en realidad está forrada de amor, pero el amor es duro y a veces conlleva sufrimientos inabolibles los cuales deben enfrentarse precisamente para honrar el amor de verdad.

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Llegamos a la Iglesia de Santa María Chiquimula. Llueve y nos metemos para escondernos a la casa parroquial en donde decenas de mujeres cocinan huevitos revueltos con frijoles y tortillas, que amablemente nos sirven para que desayunemos en unas bancas y mesas de madera. Preparan con pasión las viandas para el almuerzo pues como se dijo hoy es un día de fiesta y se espera a mucha gente que vendrá de todos lados.

Por razones inexplicables pero que pueden referirse a cuestiones espirituales uno aparece en el momento preciso para vivir situaciones que electrocutan como relámpagos en los huesos. Esta es una de ellas. Tarda en empezar la misa, que no se realiza adentro del edificio eclesial sino en la parte exterior frente al atrio debajo de unos toldos. Me parece que están arreglando alguna parte de la Iglesia por adentro o no logro explicarme por qué será acá pero que la misa sea afuera le da un componente de más cercanía e intimidad.

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Al arrancar la ceremonia Monseñor Julio Cabrera lleva el liderazgo. Hay varios obispos a su lado. Posee el grado tradicional de liturgia y al adentrarse en la homilía el Padre Cabrera se enfoca en una cuestión histórica, humana, de verdadero sacrifico y se me vienen las cátedras de un profesor de teología cuando nos mostraba a un Jesús desnudo de adornos y nada edulcorado, un ser humano imperfecto y retador de las estructuras políticas que, como todas, han sido injustas en beneficio de una élite dominadora. Contaba Cabrera de cómo Falla se perdió en las montañas peligrosas junto los pobladores que debieron huir de la guerra que los acosaba, que desmembraba familias y requerían claro que ayuda de toda índole pero sobre todo un respaldo espiritual que el Padre Ricardo estaba con la disposición y responsabilidad de dar.

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Falla se fue por mucho tiempo y ahí vio de todo y conoció a mucha gente que hoy ha venido a la Iglesia. La homilía estalló en los ojos de muchos a quienes se nos cayeron las lágrimas. El Padre Ricardo también habló, agradeciendo con palabras en kiché y castellano, con el tono didáctico y ciertamente irónico de siempre. Relató un par de anécdotas de masacres de las que estuvo cerca, de sobrevivientes que eran niños cuando quemaron sus aldeas y mataron a sus padres. Muchos de ellos viajaron hasta acá a celebrar al Padre. Esas narraciones gotean desesperanza y angustia pero al ser iluminadas como que se secara esa podredumbre poniendo al sol la tristeza.

Hablaron víctimas y narraron ataques en las comunidades en donde mataban-hasta-el-chucho y por puro milagro sobrevivieron algunos de los presentes gracias a la osadía de escaparse entre el bosque o porque se escondieron demasiado bien y lograron vivir y estar acá, destilando su verdad. Esa verdad que, como dijeran, los libera. Estos testimonios conmueven a los cientos de personas que venimos.

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Al terminar la misa se hace una larga fila de quienes han venido desde las pequeñas y refundidas aldeas, donde no hay Estado, donde no importa qué presidente gane pues todo sigue más o menos igual. Caminaron con los regalos (comida, frutas, tejidos y se los pasan entregando al Padre) para festejar a quien los acompañó en los peores días, esos instantes cuando nadie quiere saber de uno, ahí estuvo Falla, el apóstol, el antropólogo que al ver esta realidad imposible no pudo más que relatarla, como un llamado imperante del destino. Ahí yace la historia de Guatemala en los libros del Padre Ricardo quien practicó eso de que la Iglesia no son los edificios y quizá ni siquiera los rituales, sino que la verdadera Iglesia es el pueblo, la que va de la mano de los pobres y de la justicia.

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El sacerdote que no le falló a su gente

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Recursos

¿Quieren conocer más sobre la soberanía alimentaria? Las y los invitamos a ver el siguiente video:

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